Las Hojas Muertas.

lunes, 27 de septiembre de 2010

ESCENA INFANTIL

Puso la cesta sobre la mesa, y el niño la miró con curiosidad insana, apoyándose en una de las sillas de enea.

-¿Qué es, qué es?- preguntó intentando divisar lo que la cesta contenía.

-Ya lo verás- respondió la madre paciente.

El niño metió la mano en el interior de aquel objeto de mimbre; la madre lo observó y quedó expectante unos segundos.

-No hay nada. ¿Lo ves?

El niño frunció el entrecejo sacando la mano: estaba decepcionado.

-Es una caja- sentenció con un gesto de desprecio.

Sonriendo, la madre desveló su duda. Sacó la caja de cartón y la puso sobre la mesa. Inmediatamente después, la abrió y le entregó su contenido a aquel pillastre de ocho años.

-¡Un libro!- exclamó sorprendido a la vez que entusiasmado por su descubrimiento.

Efectivamente, era un libro, un libro de cuentos maravillosos y únicos.

El rostro de aquel muchacho se llenó de ilusión mientras sus mofletes se coloreaban de un rojo amapola indefinible. Tomó el volumen y corrió a leerlo en la soledad de su cuarto.
 
Silvia Paton Cordero.
 
25 Septiembre 2010.
 
 

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