Las Hojas Muertas.

miércoles, 21 de enero de 2009

LA NOCHE EN TUS OJOS










Y aquélla tarde anocheció en tus ojos,
impotencia de lo imposible.

Aquélla tarde te hablé de mi locura,
niebla desgarrada,
jirones de piel en los árboles del pasado,
entrañas rasgadas,
prendidas en los alambres de mis recuerdos.

Y es tu mirada espíritu errante
de mis pesares eternos.

Te odio, no quiero verte,
te amo en las sedas negras de la nada,
boas que engullen noches inventadas y,
ahogada, respeto tu imagen
porque vivo de tu sentir,
que duerme en mí.

Danza de soledad opaca,
visión midriática de pupilas inermes,
grito a obscuras
y bebo la paz de una muerte espesa,
gota a gota,
como la cera de esta vela,
que tiembla de mi aliento.

Blanca melodía,
en el extremo negro de tus ojos,
blancas tus manos,
que pautan mis huellas de excéntrico neón,
y, así,
con encajes blancos, me has creado,
triste novia del mundo,
coronada de lunas de chocolate
y estrellas de mármol.

Tus ojos, tempestad nocturna,
caja de vientos,
huracanes yugulados por las normas,
y tu pretendes que yo sea ella,
o que ella sea yo,
y yo no soy más que si eres tu,
y con este padecer sólo pintamos ausencias,
entre tu vida y mi suerte,
entre mi ser y tu estar,
entre mi yo y tu adios.

Estoy latiendo a solas
la agonía de este renacer,
pero ya no es suficiente con un boca a boca.

Ven,
ven y abraza mi locura que te llora,
como lloran los hombres las penas del alma.

Ya no puedo verte amor,
amor, ya no puedo mirarte,
que anocheció en tus ojos
y tu voz me duele de amaneceres solos.

Quiero endulzar tus labios,
con el veneno de mi espera,
viajar por tu cuerpo,
hacer noche en tu sexo,
nacerte y morirte dentro,
que la noche en tus ojos
ya es,
como el amor sin miedo.

Carmen Gómez Menéndez.

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