Mi vientre ánfora fria de arterias sin destino
se empapó aquella noche de un rocio de cielo
cobijando en ternezas mi mas precioso anhelo
y se pobló de ensueños de dulzuras y mimo.
Y anduve por la vida llevando en desatino
mi acabado tesoro de frutos y laureles
daba envidia a la aurora y angustiaba a Ceres
en mi andar de princesa en presagio divino.
Que triste pesadilla que nefasta quimera,
con que negros conjuros acecharon mi esfera
los duendes del abismo con mejillas de bruma...
Ahora sé que ya nunca será mi primavera
primoroso despliegue de besos en espera
en la quietud celeste de pañales y cuna.
Normy-
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