Conversemos...,
me dijiste tiernamente;
y yo sabía que no era fácil,
que es extraño navegar
por un azul que no es de agua.
Hablemos...,
me pedías dulcemente;
y yo sabía que sería complicado,
sujetar el diafragma
aspirando tanto oxígeno.
¡Cuentame!,
¡juega con el viento de voces vespertinas!,
¡camina por las vidrieras multicolores del alma,
morada incorpórea de polifonías distorsionadas!.
¡Vuela!, me sugerías.
Y así,
en deliciosa seducción de energías,
comencé a planear en las corrientes templadas,
y,
acostumbrando mi boca a la ambrosía de la vida,
¡caí en tus manos!...
CARMEN GÓMEZ MENÉNDEZ
1 comentario:
Bien carmen muy buena energía.
Stefania
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