Quedó dormido como un lirio blanco
que recuesta la brisa en su pasada
breve temblor... sus manos nacaradas
se alargaron,sobre mi quebranto..
Se ladeó su cuello y el espanto
se apoderó de toda mi existencia
tanta fatiga inútil, tanta ciencia
tanto rezo y esperar milagros..
perdón Señor si en mi febril locura
no alcancé a percibir que tu consuelo
sostenia mi copa de amargura...
y llegue en mi dolor a odiar el cielo
y en mis dolores me senti segura
bebiendo en ese cáliz,mi desvelos
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