El trapecio se balancea
y el trapecista hace girar
su cuerpo en el aire.
Al otro lado otro trapecio
le espera sin prisas.
El suelo es espanto
de heridas y sangre,
¡no lo mires, no lo intuyas!
Salta en el momento
preciso en paloma.
Desgarra el aire
con tu vuelo blanco,
siembra flores de humo
que llenen ardores,
¿no sientes el aliento?
Abajo la música repica,
tambores que ahuyentan
aquel miedo principiante
-sortilegio del trapecista-
que vuela en las alturas.
y el trapecista hace girar
su cuerpo en el aire.
Al otro lado otro trapecio
le espera sin prisas.
El suelo es espanto
de heridas y sangre,
¡no lo mires, no lo intuyas!
Salta en el momento
preciso en paloma.
Desgarra el aire
con tu vuelo blanco,
siembra flores de humo
que llenen ardores,
¿no sientes el aliento?
Abajo la música repica,
tambores que ahuyentan
aquel miedo principiante
-sortilegio del trapecista-
que vuela en las alturas.
Luis de Diego Aguila
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