Febrero trajo sus fríos y tus risas
escondidas tras ese primer llanto
liberador de vida.
Inconsciente repartes alegría y amor,
cariños y ternura,
ilusiones mezcladas con desvelos
dudas, contradicciones.
Aunque a veces, hay que reconocerlo,
desesperas al santo más paciente
es verdad que lo compensas con un beso.
Siempre predispones a quererte.
Álvaro, el niño que ya deja de serlo,
lentamente creciendo y moldeándote,
vital hasta el extremo.
Alocado protagonista de mi vida,
río de energía desbocada,
obra aún inacabada del amor.
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